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viernes, 27 de febrero de 2015

¿Por qué obedecemos?.

Confrontando “La Política”, de Aristóteles; “El discurso de la servidumbre voluntaria” de Etienne de la Boëtie y “El Príncipe” de Nicolás Maquiavelo; intentaremos esbozar una respuesta.

Ya en un comienzo se puede hacer una diferenciación importante entre “La Política” de Aristóteles y los otros dos textos. En “La Política”, el acontecimiento político es natural, es decir la respuesta es mucho más clara, obedeceríamos porque es natural que unos obedezcan y otros manden: “La misma naturaleza ha creado ciertos seres para mandar y otros para obedecer; ambos se reúnen por el instinto de conservación”1. En “El Príncipe” notamos una observación que difiere bastante de la anterior: “Pues, además de lo ya dicho, la naturaleza de los pueblos es inconstante: resulta fácil convencerlos de una cosa, pero es difícil mantenerlos convencidos”2. En “El discurso de la servidumbre voluntaria” es aún más extrema la diferencia,  mucho más clara la disposición no natural (convencional) del obedecer: “Son, pues, los mismos pueblos los que se dejan o, más bien, se hacen someter, pues cesando de servir, serían, por eso mismo, libres”.3
Ahora bien, si se pueden agrupar los textos de La Boëtie y Maquiavelo por su común denominador antinatural o convencional de los acontecimientos políticos en contraposición con el de Aristóteles; los dos anteriores se diferencian en que para uno, Maquiavelo, no hay nada natural: “Cuando, como decimos, se adquieren Estados que están acostumbrados a vivir con sus propias leyes y en libertad, ... “4 vemos que utiliza el término “costumbre”; en cambio para La Boëtie sí existe algo natural, la libertad: “Si le cuesta algún trabajo recobrar su libertad, yo no le presionaría a ello, aunque esto sea lo que el hombre debe tener como más querido –el restablecerse en su derecho natural y, podríamos decir, de bestia volver a ser hombre-; ...”5
En la obra de Aristóteles, vemos que la naturaleza a la que se refieren no es la misma, ya que La Boëtie considera que la libertad es común a todos los hombres: “¿Y quién economiza su valor para recobrar el bien que se debería rescatar siempre al precio de la propia sangre y el cual, una vez perdido todas las gentes de honor deben considerar la vida como ingrata y la muerte como saludable?6 , en tanto para Aristóteles no: “La autoridad y la obediencia son cosas no solamente necesarias, sino eminentemente útiles. Algunos seres, desde el punto en que nacen son destinados a obedecer y otros a mandar, aunque unos y otros con diversos grados y categorías.”7 “Sea como quiera, es evidente que unos son naturalmente libres y otros naturalmente esclavos, y, que, por tanto, exigen que el esclavo obedezca la autoridad y la justicia.”8
Hasta aquí la gran diferencia entre Aristóteles y La Boëtie, a partir de aquí Aristóteles comienza a separar la forma de mandar diferenciando la hogareña de la que se debe practicar en la Polis: “Se es amo, no porque se sepa mandar, sino por naturaleza; pero el magistrado necesita de la ciencia política”9

Si llegamos a una primera conclusión es que para La Boëtie y Maquiavelo, el obedecer no es natural, o mejor dicho que no pertenece a la naturaleza humana; debemos aclarar que los citados autores lo hacen desde una perspectiva totalmente opuesta, mientras uno habla del terror que le debe inspirar un pueblo acostumbrado a la libertad: “ Y quién pasa a ser señor de una ciudad acostumbrada a vivir libre y no la destruye, que espere ser destruido por ella, pues en la rebelión siempre encontrará refugio y justificación en el nombre de la libertad y en sus antiguas instituciones, cosas que jamás se olvidan a pesar del paso del tiempo y de la generosidad del nuevo señor.”10, el otro nos dice que lo intolerable es el sometimiento a cualquier clase de obediencia:” Es el pueblo el que se esclaviza, el que se corta el cuello, ya que, teniendo en sus manos el elegir estar sujeto o ser libre, abandona su independencia y toma el yugo, consiente en su mal, o más bien, lo persigue”11; si lo analizamos mejor están hablando de lo mismo, pero uno desde la postura del que manda, el UNO, el sostener el poder del Estado consolidado a costa de la libertad individual y el otro desde el pueblo en general y más aún desde el punto de vista individual, se ve un claro principio de libertad individual en desmedro de cualquier dominación.
En cuanto al bien o el mal, se observa un corrimiento importante en Maquiavelo, ya que en sus consejos opta por una “economía de la violencia” : “Por todo ello  el que ocupa un Estado debe tener en cuenta la necesidad de examinar todos los castigos que ha de llevar a cabo y realizarlos todos de una sola vez, para no tenerlos que renovar cada día y para poder –al no renovarlos- tranquilizar a los súbditos y ganárselos con favores.”12
Con algunas citas más de Maquiavelo se puede llegar a una aproximación de respuesta hacia la pregunta que motiva este trabajo: “Concluyo, por tanto, volviendo a lo relativo a ser amado y temido, que –como los hombres aman según su voluntad y temen según la voluntad del príncipe- un príncipe prudente debe apoyarse en aquello que es suyo y no en lo que es de otros.”13 “Pero es necesario saber colorear bien esta naturaleza y ser un gran simulador y disimulador: y los hombres son tan simples y se someten hasta tal punto a las necesidades presentes, que el que engaña encontrará siempre quien se deje engañar.”14
En el discurso de la servidumbre voluntaria encontramos algo que comienza a dar una respuesta: “Pero, ciertamente, la costumbre, que tiene un gran poder sobre nosotros en todos los asuntos, no tiene en ningún otro tan grande influjo como en el de enseñarnos a servir y (como se dice de Mitrídates, el cual se acostumbró a beber el veneno) hacernos aprender a tragar y no encontrar amargo el veneno de la servidumbre”.15 Luego, más adelante sigue con la idea: “Mas, para volver de nuevo a mi propósito, el cual había casi perdido, la primera razón por la que los hombres sirven voluntariamente es porque nacen siervos y son educados como tales. Una cosa produce otra, y fácilmente las gentes se convierten bajo los tiranos en flojas…”16
A modo de conclusión y respuesta se puede decir, luego de este análisis de algunos fragmentos de “La Política” de Aristóteles, “El discurso de la servidumbre voluntaria” de Etienne de la Boëtie y “El Príncipe” de Nicolás Maquiavelo, que la pregunta: ¿Por qué obedecemos?, admite más de una respuesta.
Como ya se mencionó al comienzo la gran diferencia entre estos autores se encuentra en lo natural o convencional de la obediencia; mientras para Aristóteles hay quienes “por naturaleza” obedecen y otros que también “por naturaleza” mandan, para Maquiavelo y La Boëtie, la obediencia es convencional. Ahora bien, coinciden en este y casi hasta en las causas del obedecer, ya que ambos hablan de la “costumbre”, “el engaño”, “el temor”, “la indolencia”, etc.; pero cada uno la reviste en su propio contexto, es decir a un mismo concepto lo contextualizan de diferente modo.
Para Maquiavelo, la obediencia es el cimiento de cualquier estado y este último el bien mayor al que debe aspirar un pueblo.
Para La Boëtie, la obediencia es el mayor mal y el más fácil de erradicar si nos lo propusiéramos, por lo que sin dejar de apuntar que es el cimiento de cualquier estado, dice que el mismo estado es un mal si se lo edifica sobre la servidumbre voluntaria que es como define a la obediencia.
Concluyendo, obedecemos porque está en nuestra naturaleza obedecer (siempre que nos consideremos esclavos), para Aristóteles; porque tememos al príncipe, somos engañados por él, siendo él el garante de la conformación del estado como bien común, (el que obedece es el pueblo, nunca el príncipe) para Maquiavelo. O por simple costumbre y desidia, ya que si quisiéramos no lo haríamos (el pueblo), para La Boëtie.


Notas.
1-“La Política”. Aristóteles. Editorial Alba, Madrid. 1998. Libro I, Capítulo primero. Pág. 28
2- “El Príncipe”. Nicolás Maquiavelo. Editorial Alianza. Buenos Aires. 1999. Cap. VI Pág. 50
3- “El discurso de la servidumbre voluntaria”. Etienne de la Boëtie. Editorial Tecnos, Madrid. 1986. Cap. 2 Pág. 11
4- “El Príncipe”. Nicolás Maquiavelo. Editorial Alianza. Buenos Aires. 1999. Cap. V Pág. 46
5- “El discurso de la servidumbre voluntaria”. Etienne de la Boëtie. Editorial Tecnos, Madrid. 1986. Cap. 2 Pág. 12
6- “El discurso de la servidumbre voluntaria”. Etienne de la Boëtie. Editorial Tecnos, Madrid. 1986. Cap. 2 Pág. 12
7- “La Política”. Aristóteles. Editorial Alba, Madrid. 1998. Libro I, Capítulo II. Pág. 32
8- “La Política”. Aristóteles. Editorial Alba, Madrid. 1998. Libro I, Capítulo II. Pág. 34
9- “La Política”. Aristóteles. Editorial Alba, Madrid. 1998. Libro I, Capítulo II. Pág. 36
10- “El Príncipe”. Nicolás Maquiavelo. Editorial Alianza. Buenos Aires. 1999. Cap. V Pág. 46
11- “El discurso de la servidumbre voluntaria”. Etienne de la Boëtie. Editorial Tecnos, Madrid. 1986. Cap. 2 Pág. 11–12
12- “El Príncipe”. Nicolás Maquiavelo. Editorial Alianza. Buenos Aires. 1999. Cap. VIII Pág. 62
13- “El Príncipe”. Nicolás Maquiavelo. Editorial Alianza. Buenos Aires. 1999. Cap. XVII Pág. 90
14- “El Príncipe”. Nicolás Maquiavelo. Editorial Alianza. Buenos Aires. 1999. Cap. XVIII Pág. 91
15- “El discurso de la servidumbre voluntaria”. Etienne de la Boëtie. Editorial Tecnos, Madrid. 1986. Cap. 4 Pág. 23
16- “El discurso de la servidumbre voluntaria”. Etienne de la Boëtie. Editorial Tecnos, Madrid. 1986. Cap. 6 Pág. 32